La nutrición es clave para la salud mental y el equilibrio emocional. Conoce cómo una alimentación adecuada mejora el bienestar y previene trastornos psicológicos.
La alimentación es mucho más que una fuente de energía: es una aliada crucial para la salud mental. En el contexto de la hospitalización infantojuvenil, una dieta saludable puede marcar la diferencia entre la recuperación y el estancamiento. En este artículo exploraremos cómo una alimentación balanceada impacta directamente en el bienestar psicológico de niños, niñas y adolescentes hospitalizados, respaldado por evidencia científica y recomendaciones prácticas.
El cerebro es uno de los órganos más exigentes energéticamente, consumiendo hasta un 27% de la tasa metabólica corporal. Una dieta deficiente puede afectar su funcionamiento, provocando desequilibrios emocionales, baja concentración y mayor vulnerabilidad al estrés.
Entre los nutrientes esenciales que influyen en el sistema nervioso destacan:
Durante una hospitalización, los pacientes más jóvenes enfrentan desafíos emocionales y físicos. Una alimentación adecuada:
Revisión académica recomendada: Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo – Rol de la dieta en salud mental
Incluye todos los macronutrientes y micronutrientes, evitando dietas restrictivas sin supervisión médica.
Ricas en vitaminas, antioxidantes y fibra que protegen al sistema nervioso.
Estos alimentos están vinculados con mayor riesgo de depresión y ansiedad.
Estructurar las comidas mejora el ritmo circadiano y la estabilidad emocional.
La deshidratación puede afectar negativamente la función cognitiva.
La alimentación debe ir acompañada de actividad física moderada y sueño reparador.
En adolescentes hospitalizados con síntomas depresivos, la incorporación de omega-3 y frutas ricas en antioxidantes redujo la irritabilidad y mejoró el ánimo en menos de un mes, según estudios de intervención en clínicas psiquiátricas.
Un grupo terapéutico infantojuvenil en régimen cerrado logró mejorar su adherencia al tratamiento luego de implementar menús participativos y talleres de cocina saludable, reforzando la autoestima y el vínculo terapéutico.
La alimentación saludable y la hospitalización infantojuvenil están profundamente conectadas. Una dieta equilibrada no solo apoya la recuperación física, sino que también actúa como un regulador natural del estado de ánimo y la motivación. Implementar pautas nutricionales en los programas clínicos es clave para asegurar una recuperación integral, especialmente en niños, niñas y adolescentes.
Estudios o publicaciones complementarias podríamos destacar
Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. El rol de la nutrición en la salud mental y los trastornos psiquiátricos: una perspectiva traslacional.